Mientras escribía el título de esta entrada, que ya por si sola asusta porque parece dar paso a un sesudo ensayo sobre el comportamiento humano que por supuesto no vamos a ver aqui, he pensado en regresar al método del Señor Canvas y probar frases del estilo de "Sara Carbonero y Casillas dándose el lote", pero he decidido no abusar del término y limitarme a plasmarlo aquí en la introducción del texto, así que, antes de continuar, un par de licencias por mi parte para aumentar el número de búsquedas del blog: Piqué y Shakira metiéndose mano, Sara Carbonero enseñando las tetas, Natalie Portman desnuda.
Voy a ser breve. Escribo esto porque hace tiempo ya que estoy harto de la gente que abusa de frases tópicas para evitar tratar temas que desconoce por completo. El más recurrente es el que se refiere a la política. No me considero un gran conocedor de la política nacional, pero al menos intento verme algún telediario que otro al día. El problema viene cuando le comentas a alguien el tema del día, como podría ser un nuevo imputado en la trama Gürtel, algo del chivatazo a ETA o que ha pasado con los chanchullos del caso Malaya. Si tu interlocutor ha encendido la televisión en los últimos seis meses para comprobar el resultado del Sporting de Gijón, por dar un ejemplo, te dirá que TODOS LOS POLÍTICOS SON IGUALES, sin entrar como mínimo a desarrollar el tema, ni tan siquiera, como diría Conchillo, "picotear los argumentos". Y lo más fastidioso del asunto es que no podrás rebatir esta frase lapidaria, pues es algo que por definición no se puede afirmar o negar con rotundidad, como puede ser la existencia de Dios o si esa cosa marrón que tienen las hamburguesas del Burger King es salsa o lo rezuma la carne.
Llegado el momento de haber escuchado la famosa frase, uno se encuentra en una terrible encrucijada: Evidentemente no vamos a dar la razón al interlocutor, si no estamos de acuerdo, al menos que éste sea nuestro jefe, superior o una tía a la que nos queremos follar (este último ejemplo no es válido puesto que si le entramos a una tía hablando de política tenemos la batalla perdida). La primera opción es quedarnos callados y cambiar de tema. Por lo que la otra persona se sentirá ganadora con su argumento primitivo y se mantendrá en su ignorancia en cuanto a temas que aparezcan en el telediario antes de la información meteorológica. La segunda opción es peor, es negar de entrada la premisa: No, no todos los políticos son iguales, no al menos en ese sentido..." mientras intentamos explicar que incluso existen políticos que no se dedican a robar a la gente, lo único que escuchará el otro individuo en su cabeza es un "pobrecito, a él también lo engañan estos sucios políticos corruptos con sus triquiñuelas electorales...". En las tres posibilidades, nos limitaríamos a hacernos el tonto, parecerlo o confirmar que lo somos.
El segundo ejemplo tiene que ver más con la educación (y con educación me refiero a saber estar y buenas maneras) que haya recibido esa persona o más bien la que se le haya quedado (que hay muchos padres voluntariosos aunque torpes). Que es la negación a atender a cualquier conocimiento o dato que podamos recibir y que no estemos obligados a conocer por algún motivo. O lo que yo llamo "La cultura me persigue pero yo corro más". Para lo que sirve haber estudiado una carrera, además de para poder poner en la ficha del INEM que eres licenciado, es para que en las conversaciones, cenas y reuniones varias puedas comentar sobre temas y curiosidades relativos a tu campo y que creas que pueden ser interesantes, curiosas y/o entretenidas. En muchas carreras pero muy en particular en las de ciencias, si la otra persona desconoce prácticamente en su totalidad el tema, tachará de frikismos varios tus comentarios o se burlará de ellos sin prestarles un mínimo de antención. La versión más educada sería "¿estudiaste química? ¡Qué difícil!" que viene a decir "lo vamos a dejar aqui, no me hables de cosas incomprensibles para mi, bicho raro que estudias cosas raras y que te van a servir para tener un trabajo de mierda". Otra versión sería la de escuchar tu comentario con sonrisa burlona para cortar al final y decir, por ejemplo, "bueno ahora vamos a hablar de cosas importantísimas como la cría del pepino en cautividad, que es de lo que yo sé y que por tanto es infinitamente más interesante que lo tuyo". Y es que hay personas que arrastran desde el instituto un miedo patológico a adquirir conocimientos innecesarios a corto plazo, pero que no reparan en tragarse basura televisiva que les reporte conocimientos innecesarios a cualquier plazo. Con lo bonito que sería que llegasen a junto de sus amigos comepiedras y dijesen "joder, Roi me ha enseñado hoy que las columnas del medio en la tabla periódica también sirven para algo...".
Para terminar, aunque dudo si se podría englobar en este tema a pesar de que trata del uso de tópicos y en general también está relacionado con la ignorancia, no puedo dejar de nombrar al Teórico de la Vida. El Teórico de la Vida es el famoso personaje que siempre te diría cosas como "Déjame que yo me encargo", o "No te preocupes que eso se soluciona en dos tardes". Un ente que no tiene solución para ningún problema pero si frase para todos. Curiosamente es una característica que gusta mucho a las mujeres, la persona que aparenta seguridad en si mismo, la persona que proclama la solución antes incluso de pensar una, para ahorrase el trabajo de hacerlo, y con la esperanza de que tras esas dos tardes nadie se acuerde de lo que dijo (en general nadie se acuerda, es verdad, y nadie te va a echar la culpa por una frase que al final se puede confundir como una frase de ánimo). Pero mira los demas, que se paran a pensar una solución, no la encuentran y se callan, que poca confianza da eso.
Para ellos y muchos otros, la frase "no basta con tener razón, lo importarte es que te la den" sería "Da igual tener razón, lo importante es que parezca que la tengo".
Y decir, por último, que este post va desde la envidia, pues todos ellos son los que llegarán lejos en la vida, ¡loor a su nombre y sus capacidades!
by Kímiko MC 2011