miércoles, 3 de junio de 2009

Sofa's life man

Yo seguía durmiendo en el sofá, era un hábito o una manía, en realidad, una necesidad. La cama para mí era como un desierto inmenso, inclemente. El sofá en cambio parecía abrazar mi cuerpo y mecerme hasta poder dormir cada vez que me acostaba en sus cojines. Por supuesto seguía durmiendo con la TV encendida y las voces de la presentadora del canal 24 horas de noticias comenzaban a mezclarse con mis sueños y los enriquecían con tragedias alrededor del mundo.

Por aquella época el mundo de los sueños y el real se diferenciaban muy poco para mí y tenía que hacer un esfuerzo para diferenciar si algo me había pasado directamente a mi, si lo abía visto en la tele o si lo había soñado.

Lo cierto es que pocas cosas me pasaban a mí. Tenía la sensación de haberme quedado parado meses atrás, de haberme estancado en un tiempo y un espacio concreto.

Mi espacio físico en el mundo lo ocupaba frente al TV, sentado o acostado en el sofá, durmiendo o despierto, las diferencias eran pocas.
En el espacio mental y el tiempo me había quedado parado en un punto muy concreto. en una calle empedrada dos meses atrás. Cuando ella se alejaba de mí negandome el último beso sentía como mis pies se hundían poco a poco engullidos por la piedra hasta tragarse las rodillas. Mientras ella caminaba, quizá sintiendose mal o quizá sin sentir nada de nada, en mis oidos sonaba una canción triste hecha por cada uno de sus pasos apartandose de mi, componiendo cada una de las notas graves y las sílabas de palabras de desamor