viernes, 23 de abril de 2010

ahora hablaré de ti


Ahora hablaré de ti,

Dios no te dio talento,

Te dio una sonrisa bonita,

Tu amiga Alba te dio el número de un cirujano

Y el dinero hizo el resto.


Ahora caminas altiva,

El uniforme del Corte Inglés,

Soldado raso de un ejército de idiotas,

Bien afeitados ellos,

Labios de idiotas ligeramente fruncidos,

Ojos ávidos del móvil más pequeño o más grande,

Froid diría algo sobre eso


Maquilladas ellas, vosotras,

Aires de superioridad,

Mintiendo a viejas gordas,

Odiando a jóvenes flacas, vendiendo, vendiendo.

No serás joven siempre,

Ni las piernas que te alejaron de mi serán siempre esbeltas.


Te pondrás Votox para no tener expresión,

Para que tu exterior sea una impresión de tu expresión interior.

Ese desierto que llevas dentro, la tundra seca y fría,

A Ellos no les importará,

Que no hables es una ventaja,

Que te tumbes y les dejes hacer sin moverte es una ventaja.


Después, espejo de lo que fuiste, te preguntarías si has vivido,

Lo harías si tuvieses cerebro, o sentimientos

O algo dentro,

Algo más que barritas dietéticas y cola ligth

jueves, 15 de abril de 2010

iker casillas y sara carbonero dandose el lote



Luís Caneda cierra la puerta del maletero, da tres pasos, retrocede y vuelve a abrirla. Arroja la chaqueta al interior y echa un ultimo vistazo. Se coloca el cuello de la camisa y avanza hacia la entrada de la que había sido su casa durante cinco anos y que no lo es desde hace dos. Delante de la puerta pasa la mano por el pelo esmeradamente peinado con gel, limpia los restos de gomina en las perneras del pantalón y coloca una vez más el cuello de la camisa. Finalmente llama al timbre. Desde dentro no se oyen las risas de alegría que había esperado toda la semana y tampoco los tacones de su ex-mujer se dirigen a abrirle.

Cuando la puerta se abre, la mujer con la que se había casado ocho anos atrás se ha convertido en una chica más joven, ha cambiado su peinado y parece despreocupada. A pocas mujeres les sienta tan bien ser abandonadas. O tal vez quiere que él sepa lo que ha perdido, lo que ha dejado atrás.

-Hola- dice esperando el gesto de ella invitándole a pasar- aquí estamos.

Esa frase le hace sentir ridículo. Quien está allí? Él y su arrepentimiento? Él y su cara de imbecil? Su sien derecha palpitando como cuando le descubre a un cliente de la inmobiliaria una grieta oculta en una pared de la casa que estaba a punto de comprar y que ahora se pensará si hacerlo. Ahora desea que hubiese una grieta por la que meterse y desaparecer. Sólo lleva cinco minutos ante la casa que había sido su hogar y ya se está arrepintiendo de haber insistido tanto para hacer algo todos juntos “como cuando eramos una familia” como le dijo a su ex-mujer, de haber insistido en “que la nina tenga un padre al menos el día de su cumpleanos”

-Hola- el frío del ártico saliendo de entre sus labios- casi estamos listos.

Pero no hay ninguna invitación a pasar. Agarrando la puerta con una mano ella se da la vuelta y mira al interior de la casa que han compartido.

-Clara se está vistiendo aún.

Mientras ella dice esto, él se da cuanta del recorrido fugaz de su mirada, desde los pies al pelo lleno de gel. Ahora él baja los ojos y le da una vuelta más a la primera persona en plural del presente del verbo estar. “Estamos”. Qué diferente suena en la boca de su mujer, “ellos están”, “vosotros estais”. Ahora piensa, “vosotros estais y yo estoy, yo estoy sólo. Vosotros y yo estamos... muy lejos”.

En realidad hace tiempo que él no está, unos dos anos, más el tiempo que no pasaba en casa antes de eso hicieron de él un extrano para todos. Había cambiado su trabajo de comercial, los viajes a Levante, las cenas en cafeterías de autopista, los ocasionales ligues en los pueblos que visitaba. Lo cambió todo para solucionar su matrimonio, pero eso acabó desintegrándolo, verse cada día se les hacía insoportable y al final todo terminó.

-Sabes que la profesora de Daniel ha llamado de nuevo- lo dice sin sorpresa, como si hablase de que últimamente llueve mucho o que los ninos mueren de hambre en África.

-No, no lo sabía. Cómo lo iba a saber si no me lo cuentas?

Siente un pinchazo en la sien, un minuto de conversación y él ya está sacando los cuchillos. Perdería esa pelea como había perdido todas las otras. Así que coge aire y hace un esfuerzo para que su rictus se relaje, para que la uve sobre su entrecejo esmeradamente depilado el día anterior desaparezca.

-Quiero decir-hace una pequena pausa- si la profesora me llamase alguna vez... o si tú me tuvieses un poco más al tanto...

-Se lo dije a Nuria- encoje sus hombros de antigua nina gimnasta- seguro que te lo dijo y no le prestaste atención, eso nunca se te ha dado muy bien.

Ahora el cuchillo está en su espalda, dos cuchillos en realidad. Uno es la acusación de ser un mal padre, un mal ex-marido y un mal novio. Un mal novio porque Nuria es su novia desde hace cinco o seis meses y ese es el segundo cuchillo, el que le ha clavado más profundo su ex-mujer. Nuria y ella quedan una vez cada quince días, toman café y hablan de los hijos de Luis. Es como si se aliasen para decirle que todos pueden llevarse bien, todos menos él. Él sobra en la ecuación.



Tinín Thunder