Llevo meses esperando un corazón, día y noche pegado al
teléfono por si aparece un donante adecuado. Es difícil, nunca he encontrado
alguien compatible, lo que llaman en las series de después de comer un “alma
gemela”.
Ahora todo
ha empeorado, la loca de arriba, la que se pasaba las noches moviendo los
muebles sobre mi cabeza, ha empezado a recoger gatos de la calle. Con el calor
las noches se han convertido en una ópera de maullidos, las gatas y los gatos
seduciéndose con gritos como lamentos. Además, cada noche, media docena de
gatos se instalan con su serenata bajo mi ventana para probar suerte. ¿Como voy
a oir la llamada de mi corazón?
Dicen que
acariciar un animal es bueno para aliviar la presión arterial. La próxima vez
que baje la loca a por más gatos quizá le pido uno, quizá incluso la invito a
tomar un café. Sólo porque dicen que los gatos son buenos para el corazón.
Anibal Kopf
2 comentarios:
es difícil sacar la belleza de la 'porca vida' en tan pocas palabras.
he escuchado relatos bastante más mediocres en las emisiones de radio, así que creo que deberías mandarlo a algun espacio radiofónico de microrrelatos.
ya se pasó el plazo hace rato pero supongo que harán nuevas entregas
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